Cuando hemos decidido andar por nuestros propios caminos y hacer nuestras
reglas, entonces, debemos ser responsables a las consecuencias.
Como sabemos no es obligado servir a Dios, Él nos permite escoger a quien
servimos y a quien adoremos, de manera que la decisión es nuestra para elegir
nuestros destinos, hablando en término
de elección.