Aunque se suele ver al ateo como una sola
definición y concepto, investigadores de la Universidad de Tennessee han
descubierto al menos seis formas diferentes de no creer en Dios.
16 DE JULIO DE 2013, EE.UU.
Dos investigadores de la Universidad de Tennessee
descubrieron que entre los ateos y agnósticos hay desde activistas
antirreligiosos hasta no creyentes que, sin embargo, cumplen ciertos
ritos religiosos, toda una amplia gama.
“La idea principal es que la comunidad no creyente es ontológicamente
diversa”, escribieron los doctorandos Christopher Silver y Thomas
Coleman. “Estas categorías son un primer acercamiento al tema”, le dijo
Silver al sitio Raw Story. “En 30 años podría haber una clasificación de
32 tipos”, agregó.
Silver y Coleman establecieron sus seis categorías de no creyentes después de entrevistar a 59 personas, y son las siguientes 1)
Ateos/agnósticos intelectuales 2) Activistas ateos 3) Agnósticos
buscadores 4) Antiteístas beligerantes 5) “No teístas” o “ateístas
ni-ni”, y 6) Ateos ritualistas.
1) Ateos/agnósticos intelectuales
Este tipo de no creyente busca información y estimulación intelectual sobre el ateísmo. Les gusta debatir y argumentar, sobre todo en foros populares de Internet.
Suelen estar versados en libros y artículos sobre religión y ateísmo, y
tienden a citar estas obras con frecuencia en sus debates.
2) Activistas ateos
A esta clase de ateos y agnósticos no les basta con no creer en
Dios; quieren decirle al resto de la sociedad por qué rechazan la
religión y por qué creen que la sociedad estaría mucho mejor si todos
siguieran su ejemplo; incluso llegando a un “proselitismo ateo”.
Tienden a pronunciarse y participar en actividades políticas muy
diversas, derivadas de su no-ideología religiosa; siendo las más
frecuentes los derechos de los homosexuales, el feminismo, el medio
ambiente y la protección animal.
3) Agnósticos buscadores
Este grupo está conformado por personas que dudan de la
existencia de Dios pero tienen una mente abierta a la trascendencia; y
reconocen los límites del conocimiento y la experiencia de los seres
humanos.
Silver y Coleman sostienen que el grupo está formado por personas que
suelen cuestionar sus propias creencias y que “no mantienen una posición
ideológica firme”.
Esto no significa que estén confundidos, dicen los investigadores, sino
que tienden a abrazar la incertidumbre comp unto de partida.
4) Antiteístas beligerantes
Este grupo manifiesta su abierta oposición a la religión y a
las creencias religiosas, generalmente posicionándose como
“diametralmente opuestos a la ideología religiosa”, explican Silver y
Coleman.
“Los antiteístas definen la religión como ignorancia y creen que
cualquier individuo o institución asociada a ella son retrógrados o
perjudiciales para la sociedad”, escribieron los investigadores. “El
antiteísta tiene un entendimiento claro (y en su visión, superior) de
las limitaciones y el peligro de las religiones”, agregan.
Estas personas son persistentes y, en ocasiones, beligerantes sobre su
posición. Creen que “las evidentes falacias de la religión deberían ser
abordadas agresivamente”. Su ideal sería eliminar las religiones de la
vida pública.
5) “No teístas” o “ateístas ni-ni”.
Es el que consideran el grupo numéricamente más pequeño de
estos seis, al que definen como “no teístas” en el sentido de personas
que ni se involucran con la religión ni con la antirreligión en lo más
mínimo.
Consideran que puede tratarse en algunos casos de simple apatía o
desinterés por el tema que le lleva a una pasividad o abulia ideológica
religiosa.
“Un no teísta no se preocupa por la religión”, dicen los autores. “La
religión no juega ningún papel en su conciencia o cosmovisión y no tiene
ningún interés en el movimiento ateísta o agnóstico”, añaden.
“Sencillamente no creen y su falta de fe se traduce en una ausencia de
la religión en cualquiera de sus formas”, explican Silver y Coleman.
6) Ateos ritualistas
Son aquellos que no creen en Dios, ni se involucran con la
religión. y que suelen pensar que no hay vida después de la muerte, pero
sin embargo esta clase de no creyentes se adhieren a las enseñanzas
rituales de algunas tradiciones religiosas.
“Las entienden más como enseñanzas religiosas sobre cómo vivir y
alcanzar la felicidad en el más acá que como un camino a la liberación
trascendente”, escribieron. “Por ejemplo, estos individuos pueden
participar en ritos específicos, ceremonias, eventos espirituales o
religiosos musicales, meditación, clases de yoga o festividades
religiosas”, indican.
Para muchos de este tipo de no creyentes, su participación en estos
ritos puede explicarse en base a las tradiciones familiares. Para otros,
se trata de una conexión personal con el “profundo simbolismo”
inherente a los ritos, creencias o ceremonias religiosas, aseguran los
investigadores.
Fuente: protestantedigital.com
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