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21 de julio de 2013

Receintemente una hermana de la iglesia perdio a su padre y hermano, a veces no sabemos como actuar frente esta situación que embarga a otros de gran dolor y en ocasiones deseperación.  Aqui le presento unos consejos prácticos  para acompañar a las personas que estan en duelo.

El desafío que supone el duelo, implica nada más y nada menos que, aprender a vivir con la ausencia del ser querido y encontrarle un nuevo sentido a la existencia. Este camino puede ser muy largo y doloroso para unas personas y no lo será tanto para otras. La mejor manera de ayudarlas es acompañarlas en su camino y respetar el tiempo que necesiten para recorrerlo.

Es muy importante transmitir a las personas en duelo que lo mejor que pueden hacer por ellas mismas durante el período de duelo es permitirse atravesarlo completamente a su manera. Y es que no existe una manera correcta ni una cantidad de tiempo concreta.

El dolor que cada persona siente por la pérdida de un ser querido, no se lo podremos evitar, aunque si lograremos, con nuestra compañía, nuestro amor y compartiendo con ellos sus lágrimas, aliviarles su pena. Y de esta manera estaremos cumpliendo uno de los llamamientos que tenemos como cristianos: vendar a los quebrantados de corazón y consolar a los enlutados, (Isaías 61: 1-3).

¿Qué hacer con quien sufre la pérdida de un ser querido? ¿Cómo podemos ayudarle? ¿Cómo hemos de comportarnos?

Cuando alguien cercano pierde un ser muy querido, solemos decir:  "si me necesitas llámame, para lo que sea".  Seguro que lo decimos de verdad y desde el corazón, pero lo primero que tenemos que saber es que los dolientes no tienen apenas voluntad ni fuerza siquiera para pedir ayuda.

Resulta bastante ilógico pensar que alguien sumido en la mayor de las tristezas, sin apenas fuerzas para vivir y sostenerse en pie, que no puede apenas comer, dormir, y que tiene dificultades incluso para respirar, pueda descolgar el teléfono o dirigirse hasta tu puerta para decirte "te necesito". Se debe asumir por tanto que hay que tomar la iniciativa. No debemos esperar a que acudan a nosotros.No nos limitemos a decir: "Si hay algo que pueda hacer..." sencillamente, hazlo.

La personas en duelo tienen tendencia en muchos casos al aislamiento, por eso es conveniente saber ofrecerles ayuda y anticiparse a sus necesidades. Conviene mantener el contacto a lo largo del tiempo, y no limitarlos sólo a las primeras semanas. Son preferibles las visitas cortas y frecuentes, que las prolongadas y distantes.  

Pero ¿qué hacer... qué decir... para ayudar a quien está en duelo? Veamos algunos consejos prácticos:

ACOMPAÑAR: Cuando se acompaña, no siempre es necesario hablar. La compañía en silencioes mejor que la soledad. Un abrazo a tiempo puede ser la mejor de las medicinas. Por ello lo mejor en esos momentos es simplemente estar. Sujetar una mano...... acariciar una mejilla... oprimir un hombro y ofrecer todo el apoyo que creamos necesario tanto física, emocional como espiritualmente. No nos mantengamos alejados por no saber qué decir o hacer. Nuestra sola presencia puede infundirles ánimos.

SERENAR: Adoptar un aire reposado y calmarles con palabras cariñosas y gestos suaves. Admitir con tolerancia las posibles manifestaciones de rabia, ira, llanto o cualquier otro brote de sentimientos y emociones contradictorios.

NORMALIZAR: Recalcar las veces que sean necesarias que es normal que se sientan en ese estado de confusión, insistiendo en que no se están volviendo "locos" y que todos esos sentimientos por extraños y virulentos que sean, son totalmente normales ante la situación que están viviendo.

ESCUCHAR, PERMITIR Y FAVORECER SU DESAHOGO: Es muy importante para el doliente que sienta que comparten su dolor. Hay que favorecer que expresen libremente sus sentimientos y estar solícitos para escuchar. La escucha es esencial y una buena forma de aliviar su pena. Puede que necesiten hablar mucho de su ser querido, de cómo sucedió el accidente o la enfermedad, qué pasó antes o qué siente por ello. Por el contrario hay personas a las que les cuesta hablar y expresar lo que sienten. Lo mejor es liberarles de que se sientan obligados a "comportarse" de un modo determinado. No presionarlos para que dejen de llorar, todo lo contrario, permitir su llanto. Ser pacientes y comprensivos. No pensar que la persona que acompaña y escucha tiene que ocultar sus sentimientos para que no les afecte a ellos, ¡es muy sanador, para ambos, llorar con los que lloran!  “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran”. (Ro.12:15).

NO HAY QUE CAMBIAR DE TEMA SI EL DOLIENTE NOMBRA AL FALLECIDO: Muchas personas agradecen muchísimo oír hablar a los amigos y familiares de las cualidades y formas de ser únicas del fallecido y por las que sentían gran cariño.

COMPRENSIÓN: No digamos:  Se cómo te sientes" ...  ¿De verdad lo sabemos?... ¿Cómo comprender, por ejemplo, lo que sienten unos padres cuando muere un hijo si no se ha experimentado esa misma pérdida? o bien... ¿cómo entender a una mujer que acaba de perder a su esposo y con él su proyecto de vida? Y aun si lo hemos experimentado, debemos tener en cuenta que no todo el mundo reacciona exactamente igual.

EVITAR LAS FRASES HECHAS: Frases como: "La vida sigue"..."Dios lo ha querido así"... “Tienes otros hijos, marido, etc.”… “Eres joven, podrás tener otros hijos”… “Ya ha dejado de sufrir”… “Está en un lugar mejor”… “Es mejor que haya sido así”, suelen provocar más dolor, desconcierto y hasta rabia e indignación. Evitemos pronunciarlas. Si no sabemos qué decir, es mejor no decir nada. Que sientan que hay alguien preocupado y ocupado de ellos y de sus familias.

BRINDARNOS EN TODO LO QUE PODAMOS: Los primeros días: ¿Hay que realizar ciertas gestiones? ¿Se precisa que alguien cuide de los niños? ¿Se tienen que hacer las tareas de la casa? ¿La compra? ¿Necesitan alojamiento los amigos y parientes que han llegado de fuera? ¿Hay que ir a recogerles al Aeropuerto? Las personas que acaban de perder a un ser querido suelen estar tan aturdidas que ni siquiera saben lo que ellas han de hacer, por lo que difícilmente podrán decir a los demás en qué les pueden ayudar. Por lo tanto noesperemos a que nos lo pidan; ¡Tomemos la iniciativa!

Semanas, meses y tiempo después: En meses y años siguientes, las personas que han experimentado la pérdida pueden sentir mucha angustia cuando llegan aniversarios como bodas, cumpleaños, el del fallecimiento, etc. Se puede marcar en la agenda estas fechas para ponernos en contacto y así darles apoyo moral, si lo necesitan.   
EVITAR DAR CONSEJOS FÁCILES O SOLUCIONES INMEDIATAS: No hay que atosigarles con consejos o exigirles que tomen decisiones inmediatas ante asuntos tan importantes como el cambio de domicilio, la venta de la vivienda, el reparto de bienes y objetos personales, cambiar de ocupación, ciudad o trabajo, etc., etc. Todo esto debe de irse solucionando poco a poco, ¡habrá tiempo para ello! Se les puede ayudar diciéndoles que no tengan prisa en tomar decisiones.

SER HOSPITALARIO: Es preferible en vez de decir: "ven a casa cuando quieras", concretar el día y la hora de la invitación. No rendirse enseguida si rechazan la invitación.

ESCRIBIR UNA CARTA, UN EMAIL O HACER UNA LLAMADA: Con frecuencia se pasa por alto el valor de una carta de pésame. Personas que han pasado por una pérdida importante, han comentado que les ayudó mucho recibir alguna tarjeta o carta/email de amigos y familiares, ya que podía leerla y releerla.

DISPONIBILIDAD Y ESCUCHA, LAS CLAVES PARA ACOMPAÑAR
Hace ya mucho tiempo que descubrí la importancia de estar disponible y de escuchar con interés a cada persona que tenga algo que contarme. Una querida amiga mía misionera, se ríe de mi porque asegura que siempre que me llaman para pedirme una cita para asistir a las reuniones de la Asociación, acabo pronunciando la frase:  - “Bueno ahora, cuéntame tu historia”-

Muchas personas están ávidas de hablar, de relacionarse, de contar sus problemas, de comunicarse, pero no siempre encuentran a un interlocutor que les preste la debida atención. Si escuchas pacientemente tarde o temprano te mostrarán lo que les aflige de verdad. Para escuchar hay que saber respetar los silencios, no tener prisa, permanecer tranquilos y permitir que la persona siga expresando sus sentimientos y emociones sin interrumpirla. De vez en cuando conviene hacer alguna pregunta para que pueda percibir que estamos entendiendo su situación.

Si vislumbran por tu parte un interés excesivo se pueden asustar de lo que están contando. Probablemente era algo personal, quizás no se lo habían contado a nadie anteriormente y sin saber por qué, te lo están contando a ti. Te están abriendo su corazón, están exponiendo sus problemas más íntimos por que han hallado el ambiente idóneo para hacerlo. Crear ese ambiente, esa intimidad, es vital para obtener la información necesaria que nos permitirá ayudar de forma eficaz.

Algo fundamental a la hora de escuchar mientras alguien nos abre su corazón, es compartir nosotros también, algo que le muestre a la otra persona que confiamos en ella, es decir, que la intimidad no sea solo unidireccional, sino que ella pueda percibir que es digna de confianza y que nosotros comprendemos su lucha, crisis de fe, sufrimiento, temores, inquietudes, inseguridades, etc., ya que nosotros mismos también estuvimos en algún momento ahí, en el mismo lugar en el que ella se encuentra. 

NUESTRO DEBER COMO IGLESIA
A nuestro alrededor, dentro y fuera de la Iglesia, hay muchas personas que están clamando en silencio para que alguien se detenga y se dé cuenta de su dolor, para que alguien se interese por la difícil situación que están atravesando y a la que no ven una salida, para que alguien las abrace y les diga:  -“tranquilo, no estás solo, estaré a tu lado mientras dure tu sufrimiento, puedes llorar sobre mi hombro”-,  y si estuviéramos atentos y fuéramos sensibles las reconoceríamos, pero en general, todos estamos tan ocupados en nuestros asuntos que no tenemos tiempo para nada más.

Quizás es el momento de volver a escuchar estas palabras:  Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí . (Isaías 6:8)

Fuente: protestantedigital.com

2 de abril de 2012


Las 7 últimas palabras por Jesús

Muchos de nosotros estamos muy atentos a las ultimas palabras e intrucciones  que  algun familar expresa en el momento de partir de este tierra.

Estas palabras son de suma importacia y se convierten en gratos recuerdos de nuestros familiares.

Aqui les comparto las 7 ultimas palabras expresadas por Jesus colgado en la Cruz del Calvario con una breve comentario.

29 de marzo de 2012


La semana santa 

Hace más de 2000 años que Cristo murió y resucitó entre los muertos. Pero hoy la gente de casi todo el mundo durante esta época   celebra la semana santa la cual consiste en recordar la crucifixión  y resurrección del Señor. Sin embargo, esta conmemoración a tras de los años ha perdido el sentido genuino de debiera tener. Es decir,  en esos  4 días sin trabajo,  se incrementa  los accidentes en las carreras y avenidas, se realizan robos en las casas que se encuentran solas, ocurren pleitos y ahogamientos  en las playas,  ríos y balnearios,  acontecen  muertes por intoxicación de alcohol y riñas, muchas personas hacen sus propias ríos y playas en las calles donde viven.   Claro que debemos descansar y botar el golpe como a veces expresamos los dominicanos. No obstante, se exceden los límites.  

26 de marzo de 2012


La politica y el Cristiano
 
Estamos en tiempo de proselitismo político donde cada candidato se postula para ser presidente. Es bueno hacernos algunas preguntas con objetividad, seriedad y sinceridad.
Por ejemplo: ¿Puede el cristiano hacer campaña política o unirse a un partido?  ¿Debe el cristiano votar en las elecciones? ¿Debe el cristiano respectar el gobierno? Estas preguntas y otras similares se hacen algunos cristianos y no cristianos.
En primer lugar  este breve comentario es para aclarar algunos puntos obscuros y traer  edificación del cuerpo de Cristo, sin confusión ni estar polarizado.

12 de marzo de 2012


Yo te Perdono pero no olvido 

En la actualidad se abordan diferentes  temas en las iglesias tales como obtener la unción, prosperidad, sanidades, superación, manifestaciones del Espíritu Santo,  liberación y otros tópicos interesantes e importantes, sin embargo, raras veces no se escucha disertar en los pulpitos  el tema del perdón.  ¿Por qué?   Bueno quizás no es un tópico  que llame la atención, que sea intrigante, o motivador para  los oyentes.   ¿Qué en realidad perdonar?  ¿Cuáles son las características del perdón?   Es lo mismo pedir perdón  que pedir disculpa.

Vamos a iniciar por pasos, la palabra perdonar o perdón se origina  del prefijo latino per y del verbo latino donāre, que significan, respectivamente, "pasar, cruzar, adelante, pasar por encima de" y "donar, donación, regalo, obsequio, dar.  Estos amplios y claros significados dan a entender  de forma práctica y desafiante para  todos  que han sufrido alguna ofensa, agravio, daño, perjuicio, menoscabo o mal, la capacidad o disposición de dejan pasar por alto de aquellos que reconocen o  han reconocido  que han cometido un error o equivoco  en sus vidas, afectando  de múltiples formas las vidas de otros o seres queridos. 

Para que exista  un perdón se debe cumplir con las siguientes características:

·         No dejar que sus resentimiento lo dominen, debe sacar todo rencor lo más rápido posible para que no crezca en usted raíces de amargura.
·      Debemos perdonar sin reserva, para que no exista en nuestro corazón ningún  vestigio de algo sin perdonar. Es decir, hacer  un  perdón pleno o puro( perdonar y olvidar).
·         No debe dejar de perdonar, Jesús en repuesta a Pedro a su pregunta que  si solamente sietes veces de debía perdonar a un hermano que pecare contra él  o le haga algún daño ,  Jesús le responde  que se debe perdonar setenta veces siete , indicándole que claramente no debemos de cansarnos de dejar perdonar ya que si no lo hacernos nuestra vida entraría en grandes sentimientos de odio hacia los demas .
·       Realista Perdonar (estar claro), decía antes, no es ingenuidad. Hay que saber mirar la ofensa y otras veces el pecado como lo que son. La realidad se mira cara a cara  sin hipocresía, no tangencialmente. Ese realismo conlleva, en primer lugar, considerar las posibles circunstancias atenuantes o eximentes que concurren en el ofensor. Posteriormente aborrecer el daño, el mal, lo injusto, el horror provocado pero siempre con la conmiseración hacia el agresor. Odia el delito y compadece al delincuente se decía antaño. Como Cristo enseño amar a los que nos aborrecen y perdonar sus ofensas.
·         Ser humilde de corazón, ya que los orgullosos en realidad no perdonan, y si lo hacen su perdón no es genuino. La Biblia habla mucho sobre la humildad expresan que los que realmente desean agradar a Dios deben ser humildes y sinceros. Por ejemplo en Pro_29:23  dice: La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra.
·         Debe ser una persona reconciliadora y crear  medios para solucionar los problemas, no echarle leña al fuego.  Y a quien ofendió. Además de perdonar procede ayudarle a que rectifique su proceder para que no vuelva a repetirlo y, quizá incluso, de ese modo y gracias al testimonio sirva para encauzar algunas otras actitudes inadecuadas. Este modo acogedor quizá implique modificar algunas de nuestras disposiciones y comportamientos puesto que, ¿en cuántas ofensas que hayamos recibido no habremos tenido parte en la provocación del otro?

Existen personas que solamente se disculpan de forma trivial, esto es  para hacer formalismo, no obstante, en su corazón no está la intensión de cambiar o sentirse totalmente arrepentido y por lo general  continúan con su conducta.  Es importante indicar que para algunas perdonar se le  hace difícil  reconocer sus errores o  que han cometido algún agravio    contra otros y por lo tanto, meramente hacen el simulacro de pedir perdón sin la intención ni esfuerzos internos de no incurrir en las mismas acciones. 

Si la persona no perdona  de corazón puede sentirse con remordimiento, ira, amarguras, resentimientos, malas pensamientos, heridas internas que  si no se curan a tiempo pueden exteriorizarse creando enfermedades psicóticas y mentales como los  trastornos depresivos. 

Recuerde siempre si no perdona jamás será libre realmente.

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